Crítica

Metapedagogía. La Escuela, ¿Sin Pedagogía?

Germán, Gregorio. (2008). Metapedagogía. La Escuela, ¿Sin Pedagogía? Córdoba: Comunicarte Ediciones.

Este texto, interesante y profunda reflexión sobre la Pedagogía, discute la necesidad de articular un saber que verse sobre la Pedagogía desde un nivel teórico práctico y un nivel propositivo, para lo cual, haciendo una exhaustiva discusión y aclaración de cada término del que se vale para llevar a cabo dicha discusión, revisa las disciplinas que pudieran ayudar a hacerla, tales como la metalingüística, la metalógica, la metafísica, la metapsicología, entre otras, volviendo permanentemente al intento de construir una Pedagogía cuyo objeto de estudio sean las relaciones sociales concretas que se establecen en las instituciones, y una Metapedagogía que sea una reflexión pedagógica sobre la Pedagogía.. Con un enfoque dialéctico, de negación de la negación como camino para resignificar cosas ya dichas y deconstruirlas para reconstruir otras, el autor discute la relación entre Metapedagogía y la Metapsicología, la Metalógica y la Metafísica, siendo la primera a la cual se aboca en mayor profundidad. El autor repasa cuestiones relativas a las anteriores disciplinas haciendo un cruce con la pedagogía, resignificando conceptos que le podrían ayudar a reflexionar sobre sí misma. En ello, va discutiendo conceptos de los que se valdrá a lo largo del análisis como insumos teóricos: la dialéctica, el concepto de ser en tanto devenir, la trascendencia, las disposiciones de los sujetos, los dispositivos institucionales, todo lo cual es un antecedente para comprender las relaciones sociales concretas que se establecen en las instituciones, cuestión que él ha definido que debiera ser el objeto de estudio de la pedagogía. Así, discute que las disposiciones de los sujetos son una cuestión fundamental para el cambio institucional, que éstas son resultado de dispositivos pedagógicos institucionales, que el desafío es formar disposiciones para proyectos que impliquen crecimiento, entre otras preocupaciones. Se adentra luego en una discusión relacionando metapsicología y metapedagogía, estrechando la relación desde el psicoanálisis, como posibilidad de generar disposiciones que permitan superar la resistencia al cambio que generan los dispositivos pedagógicos. En este sentido, el mayor logro de la Metapedagogía sería que los sujetos pudieran quedar sujetados a los proyectos de realización de sus deseos, en un enfoque emancipador.

Profundiza aún más en la discusión relacionando pensamiento psicoanalítico y pensamiento dialéctico, desde lo cual recorre los conceptos de denegación, dialéctica y su nivel simbólico, la resistencia al cambio de los sujetos como un temor al crecer, en tanto aprender implica dejar lo conocido para enfrentarse a una incertidumbre para la cual no todos los sujetos están preparados, cuestión que lo hace volver al tema de las disposiciones generadas por los dispositivos institucionales. Lo anterior lo hace volver a discutir la necesidad de no quedarse en la simple negación, sino de volver a negarla, lo que relaciona con lo reprimido del subconsciente como una cuestión que necesita recuperarse para, a partir de ahí, transformarlo. Ello lo conduce a discutir el concepto de sublimación –como capacidad para transformar la energía-, de trabajo –distinguiendo aquí trabajo creativo de empleo-, y de identidad, en tanto una adecuada relación consigo mismo es requerimiento de la sublimación. El autor discute además la importancia de definir un espacio propio de la pedagogía –lo que él llama demarcación topológica-, con significantes propios, que le confieran una identidad. Luego continúa con la noción de proyecto, en tanto configuración como lugar simbólico de las instituciones. Considerando que el sujeto produce a las instituciones a la vez que es producido por ellas, deriva en la discusión de entender el proyecto como metáfora pedagógica. Discutiendo la categoría de proyecto como posibilidad de proceso continuo en el que interactúan las prácticas y las teorías, el autor propone superar la lógica instrumental de las instituciones y preocuparse por los problemas de sentido y del significado para sus actores, de manera de proyectarse, aceptar la incertidumbre, estructurar las disposiciones de tal forma que permitan construir nuevas formas de relacionar los componentes de la totalidad institucional. Continúa con una discusión del concepto de autonomía como un reconocimiento de estar siempre mediados dialécticamente por otros discursos. El concepto de autonomía se traduce en una cuestión clave para construir una identidad, cuestión que el autor habla desde los sujetos pero que sugiere también a la Pedagogía como disciplina que ha de diferenciarse de otras. Una vez más, el autor parece estar refiriéndose a dos planos, el de los sujetos y el de la teoría. El autor culmina la discusión señalando que la noción de procesos transferenciales es una cuestión fundamental en el desarrollo de proyectos, ya sean institucionales o colectivos, y que requieren, para su comprensión, de todas las nociones discutidas a lo largo del libro. Termina señalando, ya todos los conceptos discutidos y resignificados, que los dispositivos de una institución deben operar positivamente, promoviendo la creatividad, de manera que los sujetos superen el sentimiento de desprotección y desamparo que lo nuevo y desconocido produce en ellos, pero que es propio de un proyecto que se asume desde la autonomía y la diferenciación. Así, destaca que los fenómenos transferenciales circulan, y sólo si nos sostenemos en ellos y operamos desde allí, lograremos que el saber circule.

 

REVISTA ELECTRÓNICA DIÁLOGOS EDUCATIVOS. AÑO 9, N° 18, 2009 (ISSN 0718-1310)

Priscilla Echeverría de la I.
Docente de Formación Docente Inicial
Universidad Alberto Hurtado, Chile